Santa Cecilia, patrona de los músicos

Es 22 de noviembre y, por ende, el día de Santa Cecilia: patrona de los músicos.

 

Teniendo en cuenta el protagonismo y peso de la música en nuestras fiestas tradicionales, hemos querido hacer nuestro pequeño y particular homenaje a nuestros músicos – incidiendo en la figura de Santa Cecilia de Roma y su vinculación con la música -.

Celebración de Sta. Cecilia, patrona de los músicos

Las tradiciones más antiguas sitúan el origen de la música en un regalo de los dioses para el hombre. Para los antiguos griegos, el músico y el poeta eran la misma persona; se cantaban y se recitaban odas y poemas a los luchadores, atletas y héroes.

Para la iglesia católica y ortodoxa Cecilia de Roma, fue una enorme romana convertida al cristianismo, y martirizada por su fe entre los años 180 y 230. Los atributos que se le adjudican son: el órgano, el laúd y las rosas.

Sin embargo, trascurrieron más de mil años hasta que el Papa Gregorio VIII la nombró – en el año 1594 – patrona de la música.

Un trocito de su historia

Según una leyenda escrita en latín, Cecilia había sido una virgen de una familia del senado romano de los Metelos, que desde niña se había convertido al cristianismo.

Sus padres decidieron que se casara con un noble pagano llamado Valeriano.

Tras la celebración del matrimonio – cuando la pareja se había retirado a la cámara nupcial – Cecilia le dijo a Valeriano que ella había entregado su virginidad a dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía de tener cuidado de no violar su virginidad.

El diálogo en latín dice así:

  • Cecilia: tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí.
  • Valeriano: muéstramelo, si es realmente un ángel de dios haré lo que me pidas.
  • Cecilia: si crees en el dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo, verás al ángel.

Valeriano obedeció y fue al encuentro de Urbano. El Papa lo bautizó y Valeriano regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces, se apareció un ángel a los dos y los coronó como esposos con rosas y azucenas.

Cuando Tiburcio (el hermano de Valeriano) se acercó a ellos también fue convertido al cristianismo; y a partir de entonces vivió con ellos en la más completa pureza.

Larga vida a la música

Desde el siglo XVII, Francia, Italia y Alemania celebran festivales de música en su honor. Henry Purcell publicó en 1983, la obra “Laudate Celiam”. Más tarde Haendel, compuso la famosa “Oda a Sta. Cecilia”, pero fue el poeta Williams H. Auden y el musico Benjamin Britten quienes en el siglo XX compusieron y escribieron el famoso poema titulado “El día de Sta. Cecilia”.

También se relacionan otros mitos como el del Rey David que tocaba con la cítara sobre el origen de la música, así como otros santos relacionados con ella: San Jerónimo de Espadón, San Antonio de Padua y San Francisco de Asis.

Pero la mayor iconografía en los ábsides en las iglesias, esculturas, retablos y cuadros medievales nos habla de Sta. Cecilia como el símbolo de la delicadeza, la dulzura y la sensibilidad que esta patrona tenía en sus orígenes nobles y humanos antes de convertirse en mártir y símbolo del gran noble y bello arte que es la música.

Y ahora os dejamos este bonito poema de Gonzalo Ramos Aranda para celebrar juntos el día de uno de los elementos más importantes de nuestras vidas. Feliz día y gracias a la música y a aquellos que la hacen posible.

“Te he buscado tanto tiempo, el arte vela tu adviento”

Virgen de Santa Cecilia,

los músicos, tu familia,

Reina de las ocho notas,

de las armonías devotas.

Patrona de los poetas,

de ciegos, pautas inquietas,

toca tu órgano bendito,

cantante, te necesito.

De Roma, viene tu esencia,

hónranos, con tu presencia,

Valeriano, a ti, te aguarda,

es tu ángel de la guarda.

Sufriste un cruel martirio,

yo, te quiero, hasta el delirio,

clave de sol, tu sepulcro,

soy tu intérprete más pulcro.

Del cielo, por ti, se asoman,

querubines, te coronan,

musicaliza mi vida,

la cadencia en ti se anida.

Día veintidós de noviembre,

la tonalidad sea timbre,

fiel solfeo, un virtuosismo,

eres la musa del ritmo.

Mi corazón es tu altar,

enséñame a combinar

el sonido con el tiempo,

prometo aprender, atento.

Déjame una melodía,

que la canción se haga día,

llevo música por dentro,

partitura, muy adentro.

Filarmónicos latidos,

estimula mis sentidos,

de un compás brote el talento,

la sinfonía está en el viento.

Autor: Gonzalo Ramos Aranda

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